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Foto del escritorLuis Bernier

Un correo electrónico para papá

Un hombre recibiendo la notificación en su teléfono celular de la llegada de un nuevo correo electrónico.
Correo Electrónico recibido.

Hola papá,


Realmente no sé si leas este email. Mami dice que tú no entiendes de estas cosas y que además de llamar, solo usas tu celular para deslizar la pantalla al ver las publicaciones de las redes sociales y reírte de los memes que encuentras en ellas. Pero tengo fe en que la notificación de nuevo correo se muestre en la pantalla de tu teléfono celular, te suene muy alto y llame tu atención al punto que abras este mensaje.


Ya son 46 años los que tengo de edad. Y aún recuerdo de niño que, a pesar de que siempre estabas trabajando, había momentos en que nos íbamos a pescar. Nos íbamos a la orilla del mar allá en Aguirre y pasábamos la tarde. Recuerdo que cada vez que ibas a visitar a abuela Aurora, siempre nos traías comida china a mis hermanos y a mí las veces que no podíamos acompañarte. Recuerdo que nunca te sentaste conmigo a realizar alguna tarea escolar, pero trabajabas duro para que pudiéramos ir a la escuela y tuviéramos lo necesario para lograr nuestra meta académica.


Te veía en la mañana cuando me iba para la escuela, pero nunca te veía de noche pues me dormía antes de que tú llegaras del trabajo. En realidad, mi mamá siempre era la que estaba con nosotros. Eran pocas las veces en que te veíamos. Pero tengo que decir que nunca nos faltó nada.


"esa es mi oración, que Dios me dé el tiempo de poder demostrarte mi amor hacia ti..."

Ya de grande es que vengo a disfrutar de tu compañía ampliamente. Ya podía acostarme más tarde y podía ver cuando llegabas del trabajo. Ya podíamos intercambiar palabras y formar una conversación sobre algún tema que disfrutáramos en común. Cuando salí del nido se me hizo un tanto difícil volar solo y tú siempre estuviste ahí. Me metía en problemas y mi papá ahí estaba sacándome de ellos. No te gustaba mucho ir a buscarme cuando me quedaba “a pie” por estar “jangueando” con mis amigos, pero yo sabía que si el asunto era meritorio, ahí iba a llegar mi papá.


 


 

Una vez tuve un problema económico y yo lo quería resolver solo, pues a la edad que ya tenía me daba vergüenza venir corriendo donde papi. Moví cielo y tierra y no alcanzaba a lograr la meta para poder pagar la deuda adquirida. Ya se acercaba la fecha límite y recuerdo que fui a visitarlos y mi mamá, al verme, se percató de que algo me sucedía y me persuadió a contarle. Recuerdo que ella me pidió que la esperara y fue a la habitación donde tú te encontrabas. Una vez regresó, me dijo: “Toma la cantidad de dinero que te falta para que pagues tu deuda. Y recuerda algo: cuando tengas algún problema, sea cual sea, el primer lugar y con quien primero debes hablar es con tu padre.”


Esas palabras calaron tan profundo en mi ser que aún a esta fecha las recuerdo con claridad y las he llevado conmigo como una enseñanza de vida. De cierto, fuera de la experiencia inicial en la religión católica cuando era niño, luego de ahí no fui guiado por ustedes en los caminos de Dios, pero ese mensaje que de tu parte me dio mi madre me llevó a conocer más a Dios y a entender que ante cualquier obstáculo que yo tenga en la vida, donde primero debo ir es a la presencia de mi Padre. Por tanto, papi, te doy gracias. Yo conocí a Jesús a la edad de 12 años, aunque luego me aparté y estuve entrando y saliendo de la iglesia. A la edad de 28 años, cuando casi pierdo la vida, Él me dio una nueva oportunidad porque cuando estuve entre la vida y la muerte, a quien primero llamé fue a mi Padre que está en los cielos. Gracias a tu enseñanza reaccioné como era correcto, clamé a quien tenía que clamar.



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Hoy disfruto más de tu compañía. Cada vez que les visito hablamos y pasamos un rato ameno. Ya no guías largas distancias ni en horas de la noche. Eso me dice que has envejecido. Pero si hay algo que no ha cambiado es que aún a tu avanzada edad sigues estando ahí para cuando yo te necesite. Aún todavía te preocupas si me falta algo y no tan solo a mí, sino que ahora estás pendiente si a mis hijos les falta algo.


Sé que no eres muy de palabras y a veces un poco gruñón, pero con tus acciones has demostrado cuánto nos amas. Y yo quiero dejártelo saber hoy en este mensaje. PAPÁ, te amo. A veces yo tampoco soy muy expresivo y también un poco gruñon, pero no puedo dejar pasar el tiempo, pues la vida es corta. Hoy estamos y mañana, quién sabe. Y por dicha razón, aunque envíe este mensaje, mejor iré a tu casa y cuando te vea, te abrazaré y te diré cuánto te amo. A mi mama se lo digo a diario, pero contigo he fallado en no hacerlo.


Y esa es mi oración, que Dios me dé el tiempo de poder demostrarte mi amor hacia ti y hacia mami y que me dé la oportunidad de verlos adorandole como hoy yo le adoro. Porque me enseñaste a ir primero donde PAPÁ.


Con mucho respeto, honra y amor,


Tu hijo, Tito.


1 comentario

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1 Comment

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Guest
Jun 16
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Wao. Este escrito me hizo llorar. Dios es bueno.

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