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Foto del escritorLuis Bernier

PASTORA MARU LEBRÓN: UNA DECLARACIÓN DE FE

Actualizado: 27 oct

Pasó de tener un diagnóstico de cáncer de mama a ser sanada por completo.

En Puerto Rico, como en el mundo entero, el mes de octubre se conmemora como el “Mes de la Concienciación y Sensibilización sobre el Cáncer de Mama”.  Hemos podido conocer que este tipo de cáncer es el más común en las mujeres y su tasa de mortalidad no ha descendido del 18% según las estadísticas de los últimos años.


Con el fin de llevar un mensaje de esperanza a todas las mujeres y en especial a las que hoy padecen de dicho mal, le hicimos el acercamiento a una mujer de Dios, quien fue paciente de cáncer de mama, para que nos contara su historia, de cómo pasó de tener un diagnóstico de cáncer de mama a ser confirmada por los médicos de que había ocurrido un milagro en su vida y ya no padece de cáncer.


Esta mujer, la cual describo, es la Pastora Maria Lebrón, mejor conocida como Maru Lebrón, quien es la pastora general de la Iglesia Camino a la Promesa del pueblo de Guayama.


La Pastora Maru se formó en la Iglesia Tabernáculo de Restauración del sector Guamani y es allí donde Dios la capacita y la comisiona, junto a su familia, a emprender el arduo camino de levantar una obra.  Siendo obediente emprendió la marcha a establecer la misión y se detuvo en el pueblo de Arroyo.  


“Soy natural de Guayama y cuando nos toca salir en el año 2016, de la iglesia a la que pertenecemos, Dios nos da el nombre ‘Iglesia Camino a la Promesa’ y así fue inscrita en el Departamento de Estado.  Estuvimos unos meses en el pueblo de Arroyo, pero el propósito de Dios era que estuviéramos en Guayama y así lo hizo, nos devuelve a este lugar.  Ha sido una bendición estar aquí y sabemos que la mano de Dios está con nosotros”, comentó con certeza.

La Pastora Maru, junto a su esposo Crispín Reyes y su hija Geraldine se han puesto manos a la obra y ya son 8 años que llevan posicionados en este pueblo. Cada semana impactan, para bien, a muchas personas y gozan de tener una iglesia hermosa y llena de amor.  El fruto de su trabajo se ve manifestado al punto que han logrado extender su ministerio fuera del territorio 100X35.  Con el ordenamiento como ministros, los pastores Jonathan López e Itsia Bones levantaron una obra (Casa de la Tribu del León de Judá) en el estado de Arkansas, donde, originalmente, se trasladarian por motivos de trabajo.


“Cuando ellos me piden salir (del país) en busca de empleo, los enviamos con la bendición. Ellos estaban preparados y tenían llamado pastoral.  Así que emprendieron y una vez se establecieron, allí estuvimos para posicionarlos en aquel lugar” argumento. 
“Para mi es una satisfacción grande ver cómo se desarrollan los hijos de la casa aquí y en otros lugares.  Me gusta escuchar al evangelista de la casa y sentarme a recibir la Palabra de Dios. Y como pastora los he encaminado en la enseñanza correcta y en el camino correcto.  Con verles me siento satisfecha.”

Esta no mermaba en su entrega por llevar la Palabra de Dios a todos aquellos que la necesitaban. Siempre tenía una palabra de esperanza para aquellos que, al igual que ella, pudieran estar atravesando por pesares.  Y en medio de una entrevista, una mujer lloraba consternada y es ahí cuando Dios le imparte instrucciones a Maru y le entrega el “don de los abrazos”.


“Mi trabajo, fue la plataforma donde Dios comenzó a pulirme y moldear mi carácter.  Es allí donde Dios me dio el ‘Don de los Abrazos’.  Una joven, que hoy es adoradora en nuestra iglesia, fue a mi oficina y allí en medio de la entrevista esta comenzó a llorar y Dios me dijo que la abrazara.  Cuando le di el abrazo no pude separarme de ella, pues no me quería soltar.  Y luego ella me dice: ‘Gracias, necesitaba eso (el abrazo). Ya no siento nada’.  Así el ministerio de los abrazos comenzó y lo apliqué en la iglesia”.

 


 

Los abrazos se hicieron parte de la cultura de la Iglesia Camino a la Promesa.  Semana tras semana, las personas angustiadas recibían ese bálsamo de parte de Dios por medio de este acto.  Las personas eran liberadas al sentir la presencia del Padre que les susurraba: “Papá está aquí”, en el momento del abrazo. No obstante, el entorno de la pastora Maru iba a ser estremecido: recibió el diagnóstico de cáncer.


“Yo tenía los síntomas desde el Huracan Maria (septiembre del año 2017) y me mantenía callada. No fue hasta enero, cuando, (luego del paso del huracán), regresó el servicio de luz y me realizaron los análisis correspondientes.  La muchacha no me quiso decir nada sobre los resultados y me tocó esperar hasta el mes de febrero. Cuando me citaron pase a la oficina y es ahí cuando recibo la noticia de que tenía que realizarme una biopsia (rápido).  En ningún momento dude de mi Señor.  Pero sí, me preocupé por el impacto que podría tener en mi esposo esta noticia.  Tenía cáncer en el seno izquierdo…” compartió.

Esta mujer confiada en que Jesús se llevó las enfermedades en la cruz del Calvario.  Mantenía su fe y en todo tiempo cancelaba dicho diagnóstico declarando sanidad para su vida.  Más que preocuparse por ella, le preocupaba cómo reaccionaría su esposo en el momento en que se enterara.  Por tal motivo, ocultaba la noticia hasta agotar todos los recursos necesarios.  Mediante una cita médica le indicaron la fecha de la intervención quirúrgica (relacionado al cáncer de mama), y por cosa de Dios se presentó una dilatación de los procesos médicos.  Es ahí cuando la Pastora Maru se percata de lo que acontece y comienza a orar y a declarar que la voluntad de Dios no es que ella atraviese por dicha operación. Por lo que se aferró a que tal cosa no ocurriría, dado a que Dios iba a hacer algo a su favor.  Le indican una nueva fecha para cita y ahí comienza el proceso de quimioterapias. De inmediato se le cayó el cabello, sus uñas se separaron de la piel y sus defensas (el sistema inmunológico) estaban débiles.  No obstante, lo que no cayó ni se debilitó fue la fe de esta mujer, quien seguía luchando y declarando que estaba sana.  Para la segunda quimioterapia las cosas cambiaron a su favor.


“Mira lo que es tener la paz de Dios y la seguridad de que Dios está en el asunto. Cuando voy de camino a la segunda quimioterapia, voy a la segura (llena de fe) y me pongo la mano en mi pecho declarando sanidad.  Porque cuando le creemos Dios sana. Y declare: ‘­¡si en la primera quimioterapia se me cayo el pelo y las uñas, en la segunda te vas tu (cáncer)! Y así ocurrió. ¡En la segunda se fue totalmente! ¡En el nombre de Jesús!”, manifestó con gozo.

La declaración de fe de esta mujer activó el favor de Dios para su vida y fue sanada del cáncer que le aquejaba.  Ella se tocaba y no sentía la existencia de la masa que momentos antes podía palpar.  Fue a la cita con el oncólogo y allí al examinarla, este confirma lo que ella con gozo argumentaba. Otro de los médicos, posteriormente la revisó y comenzó a glorificar a Dios asegurando que era un milagro.


“Yo le seguí creyendo a Dios.  Le dije: ‘Dios solo tu. Todo tu, porque te sigo creyendo. Aunque mis ojos están viendo algo difícil, yo te sigo creyendo’. Y nunca me faltó”, aseguró.

 

Portada de la 8va edición de la revista Adoración Digital

 


Maru Lebrón, es testimonio de que cuando le creemos a Dios todo las cosas son posibles. Es un gozo poder compartir historias de fe como estas. Ella hoy puede declarar que conoce a Dios tal cual la historia de Job.  Tuvo que vivir una experiencia difícil y aferrarse a lo sobrenatural de Dios.  Perdió muchas cosas en el proceso, pero Dios estuvo ahí y nunca la dejó sola. Podemos concluir diciendo que Dios la abrazó en el momento cuando más ella lo necesitaba.




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